El proceso de envejecimiento de la población es un hecho que ocurre a nivel mundial. Con el paso de los años han surgido grandes avances en las ciencias médicas, y con ello mejoras en las condiciones de vida de las personas, también se han producido cambios en la estructura familiar, como por ejemplo la incorporación de la mujer en el mercado laboral, proporcionando más ingresos para el hogar. Toda esta evolución genera un gran cambio cultural, influyendo directamente en el proceso de envejecimiento. Esta realidad social viene acompañada por una serie de mitos y tópicos erróneos, los cuales condicionarán el comportamiento del resto de la población, siendo este uno de los elementos que influye en la actual exclusión social que sufren las personas mayores en su día a día. La transición hacia esta nueva etapa viene marcada por la jubilación.
La tercera edad es una etapa en la que no solo se obtienen pérdidas, sino también es una etapa en la que se producen ganancias, son personas que poseen grandes experiencias sobre la vida y un gran conocimiento, sirviendo de ejemplo para los y las más jóvenes. Para conseguir un envejecimiento armónico es necesario aceptar esta nueva situación y conseguir un estilo de vida saludable, el cual proporcione una serie de recursos, herramientas o hábitos de vida para conseguir un bienestar subjetivo. Es un privilegio llegar hasta ella, por lo tanto, es necesario llenar de significado y contenido a cada fase del ciclo vital.
Una de las alternativas para adaptarse a dicha situación y conseguir un desarrollo integral de las personas es a partir de la Inteligencia Emocional, para conseguir una gestión y un desarrollo emocional pleno. Este desarrollo permite ayudar a las personas mayores en su proceso de envejecimiento, dotándolas de diversas herramientas para actuar ante distintas situaciones de la vida diaria. De esta forma, se impulsará el ocio en el tiempo libre para promocionar la calidad de vida de los años que quedan por vivir y conseguir un bienestar personal. Este aprendizaje emocional, casi siempre ha quedado relegado a un segundo plano, siendo construido de forma inconsciente en situaciones cotidianas.
Para conseguir un desarrollo personal es necesario responder a una serie de factores, tanto deseos como la creación de encuentros con los diferentes ámbitos de la vida. Por lo tanto, la finalidad de la educación en gestión emocional facilitará el acceso a nuevos recursos, utilizando la educación como una experiencia que se desarrolla a lo largo de toda la vida. Este recurso favorece tanto a los propios individuos, como a la sociedad en su conjunto. Logra mejorar la salud física, psíquica y social de la persona, teniendo en cuenta sus limitaciones y metas que desea conseguir y los recursos presentes en su entorno.
La Educación Emocional ayuda a las personas a decidir sobre qué actitud tomar para enfrentarnos a diversos problemas. Su propósito es alcanzar un bienestar subjetivo y a su vez un bienestar social, a través del desarrollo de la autoestima, construyendo expectativas y actitudes realistas, lograr la capacidad de fluir ante una actividad (consiste en practicar actividades placenteras que nos hagan olvidarnos del tiempo).
Los programas de educación emocional basados en proporcionar un envejecimiento positivo pretenden concienciar a las personas de la importancia de las emociones en nuestro día a día, explicando el proceso del desarrollo de la competencia emocional basada en el conocimiento de las propias emociones, el manejo y control emocional, el conocimiento de las emociones de los demás y la utilización de las emociones para automotivarse. para conseguir adaptarse a los nuevos cambios y desarrollar la capacidad para resolver problemas.
Copyright EQEI