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Gema Gutiérrez Díaz

Gema Gutiérrez Díaz • 8 de junio de 2023

Recomendaciones para trabajar la inteligencia emocional en los hijos

Tanto las capacidades intelectuales como las emocionales están relacionadas con la cantidad y la forma en que se producen conexiones neuronales en el cerebro. Éstas se ven modificadas cuando educamos a niños emocionalmente inteligentes, dado que estamos modificando la química de sus cerebros. El número y la calidad de las conexiones se producen por la interacción de las personas con el medio, y no sólo por la influencia del componente genético. Por este motivo, es tan importante estimular a los niños desde pequeños, ya que se sostiene que a partir de los diez años de edad el cerebro elimina las conexiones más débiles, conservando únicamente aquellas que han sido fortalecidas a través de la experiencia.


Aunque las emociones se desarrollan en muchos ámbitos, son los padres los principales y más importantes entrenadores personales de sus hijos y para ello necesitan tiempo para dedicarse e implicarse en ello. Siguiendo las directrices apropiadas, el tiempo invertido les proporcionará grandes satisfacciones con hijos más felices emocionalmente y más eficaces cognitivamente. También serán más hábiles en las relaciones personales y en el futuro, será un ingrediente importante para su éxito personal y profesional, además de ser un protector para la salud física y psicológica.


  • El primer paso, al igual que se les está enseñando a ellos en el programa, es saber identificar las propias emociones. Los padres son modelos de comportamiento para sus hijos, por ello es importante la conciencia emocional de los padres. Una buena manera de abordarlo es respondiendo a preguntas como: ¿Cómo me siento en este momento? ¿Por qué me siento así? ¿Cómo estoy manifestando lo que estoy sintiendo? ¿Qué puedo hacer para corregirlo? Muchas veces sin darnos cuenta pasamos a los hijos la carga del día duro que podamos llevar. Es importante tener en cuenta que ellos también han tenido un día largo y es de vital importancia encontrarnos en un momento apacible emocionalmente si tenemos que hablar de algo con ellos.


  • El segundo paso es ayudar a los niños a gestionar sus emociones, ayudarles a detectar cómo se sienten, y cuanto antes empecemos este camino con ellos mejor. Es importante enseñar a los hijos a conectar consigo mismos para que puedan comprender mejor cómo se sienten. La adolescencia es una etapa complicada donde hay muchos cambios de humor y muchos sentimientos encontrados de por medio, y muchas discusiones o malentendidos se generan porque ellos mismos se sienten perdidos y no saben realmente qué están sintiendo ni por qué.


  • Es importante trabajar con ellos la causa de esa emoción, sea positiva o negativa, que verbalicen qué es lo que les ha causado que se sientan de esa manera. No hay emociones buenas o malas, todas son legítimas y debemos aceptarlas, en lo que sí debemos incidir es en el comportamiento que se deriva de ella. Por ejemplo, la impulsividad del adolescente puede ser un enemigo; podemos enseñarles que estar enfadado es legítimo, pero no usar la violencia verbal o física con el compañero.


  • Trabajar la empatía. Es un aspecto fundamental en la gestión emocional. La expresión emocional es fundamental para comprender las emociones de los demás, saber cómo se sienten, y poder compartir las emociones. Esta capacidad para reconocer, comprender y conectar con las emociones ajenas permite comprender no solamente el punto de vista de los demás, sino la emoción desde la cual viven un suceso. Por ello aconsejamos actuar siempre con empatía, ponernos en el lugar de nuestro hijo/a y ser capaz de experimentar sus mismos sentimientos y emociones. No hay que despreciar esas emociones porque para ellos tienen un valor muy importante y también consideran valioso lo que los padres opinan sobre ellos. Para ejercitar la empatía, lo más importante es escucharlos de una forma activa, comprendiendo y respetando mutuamente. La empatía favorece el buen clima en un hogar, lo cual conlleva indudables beneficios para el desarrollo del niño y del adolescente.


  • Nunca es demasiado tarde para volver a conectar emocionalmente con un hijo adolescente si ha habido un distanciamiento. Para conectar con nuestros hijos debemos hacer ejercicio de lo mencionado anteriormente y empezar por entender lo que supone la adolescencia para ellos, el gran cambio que se produce en el cerebro, esa forma de sentir en la adolescencia:


  • Hay una búsqueda de novedades. Esto surge por la necesidad de gratificación que crea la motivación de probar algo nuevo. Por una parte, puede suponer un comportamiento impulsivo que conlleve la falta de reflexión sobre las consecuencias y, por otra, el deseo de crear cosas nuevas y de vivir la vida desde la aventura.


  • La implicación social mejora las relaciones entre iguales, los amigos se vuelven un apoyo que puede tomarse en bienestar y felicidad o por el contrario en un aliciente en sus comportamientos de riesgo.


  • El aumento de la intensidad emocional otorga a la vida una mayor felicidad. A veces, viven las emociones tan intensamente que pueden provocar impulsividad, cambios de humor y reacciones excesivas. Por otro lado, los adolescentes están llenos de energía y de una vitalidad y entusiasmo difícilmente superable a otras edades.


  • La creatividad. El razonamiento se vuelve abstracto y el pensamiento conceptual, lo que ayuda a que los adolescentes se cuestionen el mundo establecido por los adultos, creen nuevas ideas y apliquen a su vida todas las innovaciones a su alcance. Es una etapa en la que se busca el significado de la vida desde ese cerebro en ebullición, lo cual implica una crisis de identidad que han de superar para que la presión de los iguales y la falta de dirección no hagan mella en el adolescente.


  • Por tanto, los cambios en la adolescencia ofrecen al mismo tiempo riesgos y oportunidades. Los padres hemos de acompañar a nuestros hijos en esta etapa vital para que los retos que se les presentan se conviertan en oportunidades y vivan esta etapa con la mayor vitalidad y seguridad que sean capaces.


  • ¿Cómo puedo acompañar y apoyar a mi hijo adolescente?

Usar un diálogo reflexivo. Es importante que todos en casa podamos decir en alto lo que sentimos, pensamos, esperamos, cómo vemos las cosas. Pero es igual de importante que el respeto a las opiniones del otro siempre esté presente.


  • La base de las normas en casa ha de ser a través de las negociaciones con nuestro hijo adolescente. En la niñez podíamos imponer los límites, pero en esta edad los cambios en su pensamiento hacen que cualquier norma vaya a ser cuestionada y argumentada. Hay que procurar no poner límites sin aceptar sus preguntas en la medida de lo posible.


  • Poner en práctica la empatía. De nuevo, intentar entender a nuestros hijos, recordar cómo fuimos a su edad, contarles cómo éramos para que ellos también conecten con nosotros, qué sentíamos, etc. Sintonizar con ellos ayuda a que fluyan la comunicación y la comprensión.


  • Resaltar lo positivo. Priorizar lo que nuestro hijo consigue con esfuerzo, sus logros, su valía personal, hará que se sienta seguro y tomado en cuenta.


  • Es importante que los padres fomentemos su responsabilidad en la toma de decisiones desde el reconocimiento de sus valores y no desde el miedo a la represalia.


En definitiva, necesitamos crear espacios y momentos compartidos con nuestros hijos adolescentes. Esta premisa, que parece fundamental en la niñez, puede perderse durante la adolescencia por pensar que ya no nos necesitan tanto. No es cierto. No olvidemos que es una etapa de cambios en la que el acompañamiento de los padres es fundamental para dotarles de un entorno de seguridad que favorezca su adecuado crecimiento emocional.

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